Uno de los dilemas que ahora están afrontando las escuelas estadounidenses es cómo preparar a sus estudiantes para una economía-red mundial y las nuevas realidades virtuales del ciberespacio, sin renunciar a que se impliquen en el conjunto de la cultura. Las aulas estadounidenses —como en otros países— están llenándose de ordenadores y software para conectarse a Internet, con el propósito de enseñar a los jóvenes a navegar por el nuevo mundo del comercio electrónico. No obstante, si una parte cada vez mayor de su educación se desarrolla ante una pantalla o dentro de un mundo virtual, es de temer, según sus profesores —y cada vez más padres—, que no adquieran las destrezas necesarias para desenvolverse socialmente y desarrollarse como seres humanos.
Durante estos últimos años se viene produciendo silenciosamente una revolución en los cimientos de la educación estadounidense. Su objetivo es preparar a los jóvenes para que asuman sus responsabilidades cívicas y culturales. Se conoce como formación del carácter, reforma educativa democrática, o educación ciudadana o, con mayor frecuencia, como educación comunitaria. Su premisa es que la mejor manera de que un estudiante aprenda, sea cual fuere su edad, es a través de la experiencia, practicando en su barrio, o en la localidad donde viva. Por ejemplo, si los estudiantes están aprendiendo los principios de la zoología o la ecología, puede serles de mucha utilidad un programa práctico en un centro de conservación de la naturaleza, en un jardín botánico o en un parque natural. La educación comunitaria asocia a estudiantes, profesores, padres y organizaciones locales para desarrollar un currículo y poner en práctica la experiencia educativa. Se persigue crear una relación entre el aula y la comunidad, de modo que todo lo que aprenda el estudiante sea importante para su vida. La educación comunitaria es una sofisticada combinación de aprendizaje tradicional, enseñanza práctica, resolución de problemas, y pensamiento sistémico. Constituye una revolución pedagógica que ya está implantada en miles de distritos escolares y cientos de universidades estadounidenses. Si triunfa, será la reforma educativa más importante desde la emprendida poco antes de la Primera Guerra Mundial, al implantarse el modelo empresarial de eficiencia y educación abstracta en las escuelas estadounidenses.
Rifkin, J. (2000). La era del acceso. La revolución de la nueva economía. Ed. Paidós