Estos días, tras 6 meses reestudiando cómo es la educación, y que educación queremos para el siglo XXI, llego a dos conclusiones, la primera es que no cabe dudas de que estamos ante un cambio de modelo educativo, ¿pero hacia dónde?
Estos días releyendo al profesor Julio Cabero la “solución viene por la Pedagogía no por la Tecnología”, y es que parece que la única solución para salvar la educación pasa por la tecnología, y hemos visto nacer y morir el proyecto escuela 2.0, y vemos como la propuesta del informe Horizon 2012, se fundamenta en la tecnología educativa, Educared, a través de la Fundación Telefónica, ha decidido desarrollar un encuentro internacional de educación virtual a lo largo 2012-2013, con la pregunta ¿Cómo debería ser la educación del siglo XXI?
Tonucci se trajo a Sevilla a su inevitable Frato, para recordarnos que la escuela debe servir para vivir la experiencia del aprendizaje, para convivir y para desarrollar la creatividad.
Pero la escuela tiene una gran responsabilidad con la sociedad porque cuando «si una escuela pierde un alumno ya no es eficiente. Es culpa de la escuela y se va a volver contra la sociedad», y aunque evidentemente la mejor inversión posible es en educación, como ya indicara James Heckman, Premio Nobel de Economía (2000), “la inversión en educación temprana cumple una doble función: promueve equidad y justicia social, a la vez que productividad en la economía”. Aunque siguiendo a Tonucci: «espero mucho de la crisis, potencia la creatividad y empuja a inventar»
Esta escuela que todos andamos buscando debe plantearse que, en realidad lo que ha buscar es que los niños de mayores sean FELICES, para lograrlo el trabajo de la escuela es buscar cuál es la ámbito de excelencia de cada niño y potenciarlo. ¿Qué quieres ser de mayor? Ingeniero?…. FELIZ.
Es muy posible que para lograr esto tengamos que replantear el modo de entender la escuela, y se tenga que construir pensando más en espacios tipo talleres, espacios donde compartir, en lugar de (j)aulas que sólo permiten el trabajo individual (por cierto, el trabajo individual es absolutamente discriminatorio y potencia las diferencias sociales). También habrá que reinventar la práctica educativa para lograr que en las escuelas se practique la democracia y un lugar donde se enseñe la democracia, porque el objetivo de la educación es formar REBELDES.
La única forma de lograr una escuela que forme en la rebeldía y en la felicidad es desde una escuela pública integradora y abierta. #yodefiendolaescuelapública.
La rebeldía lleva a que los niños puedan investigar y contar la verdad como este ejemplo de Victoria Grant que con 12 años nos explica cómo nos roban los bancos.