El pueblo griego solicitaba que no les condenasen en esta lenta asfixia a la que los bancos alemanes están sometiendo. Lanzaban piedras, como David ante Goliat.
Dentro, a cubierto, un gobierno de tecnócratas que no habían sido elegidos por los ciudadanos, preferían vender Grecia a los mercados.
Y entonces recordé a Platón y su caverna, que como en su alegoría, unos hombres (…) atados por las piernas y el cuello, de modo que tengan que estarse quietos y mirar únicamente hacia adelante, pues las ligaduras les impiden volver la cabeza; detrás de ellos, la luz de un fuego que arde algo lejos y en plano superior, y entre el fuego y los encadenados, un camino situado en alto, a lo largo del cual suponte que ha sido construido un tabiquillo parecido a las mamparas que se alzan entre los titiriteros y el público, por encima de las cuales exhiben aquellos sus maravillas.
Sólo ven lo que ven, pero fuera hay toda una población que va a estar pasándolo mal los próximos 30 años, condenando la formación, el empleo, la sanidad, de, al menos, dos generaciones.
¿Que piensan estos tecnócratas que duermen calientes, en buenas viviendas de Atenas, rodeados de caras pitanzas y que abre un caro champán francés?
Ni siquieran ven las sombras, pero cuidado estas sombras empiezan a transportar ira, desesperanza y nada que perder, cuando la desesperación alcanza estos niveles puede que el principio del fin esté llegando.
#EstamosconGrecia