Mientras el mundo asiático trata de sobreponerse a un susto cada 10 minutos (por cierto, NUCLEARES NO) durante las dos últimas semanas, el mundo árabe vive (¿) una ola de cambio.
La pobreza, el hartazgo por el inmovilismo político y la falta de democracia han encendido la mecha de protestas sociales en el Magreb y Oriente Próximo. Primero cayó el presidente de Túnez, Ben Ali, y después el de Egipto, Hosni Mubarak, como consecuencia de una presión popular que, tras dos semanas de protestas, se volvió insoportable para el régimen.
Las herramientas globales (Twitter, Facebook y los SMS) por fin al uso de la globalización, solicitando la democratización, y a Europa le pareció bien, mira con buenos ojos la democracia en la África del Norte, entre otras cosas porque Europa y especialmente la UE se frota las manos con la idea de que la democracia convierte a los ciudadanos en consumidores.
Hasta ahí, todo parece una revuelta de las generaciones jóvenes cansadas de pobreza y con ganas de llegar a ser clase baja europea. Esta semana todo esto ha cambiado. Es cierto, Gadafi no es la mejor persona del mundo, ni el mejor dirigente, ni el que más preocupado está por el bien de su pueblo, ni el dirigente más democrático, pero lleva así, que nadie se sorprenda desde el año 1969.
No sólo eso Europa ha sido el principal suministrador de armas de Libia en los últimos años, según datos del Gobierno estadounidense. Entre 2006 y 2009, los países europeos vendieron al régimen de Gadafi armamento por 1.400 millones, la UE concedió en 2009 licencias para exportar hasta 343 millones de euros en armas al régimen de Muammar, según datos del mes pasado. Italia y Alemania fueron los países que autorizaron un volumen mayor de exportaciones, aunque los datos no son públicos en casi ningún país. El primero concedió licencias para exportar aviones militares por 107 millones de euros. Alemania, por su parte, lidera la venta de material de interceptación electrónica, con 43 millones, seguida de Reino Unido, con 20. Unos meses antes de las protestas, Reino Unido autorizó la exportación de rifles para francotiradores.
España desde 2005 ha vendido a Libia armas por 10,7 millones de euros, según las cifras que maneja la Secretaría de Estado de Comercio. En 2006, España vendió a Gadafi armas de cañón “con un calibre igual o superior a 20 mm” por valor de 25.953 euros. Dos años más tarde, empresas españolas exportaron material clasificado como “bombas, torpedos o cohetes” por más de tres millones de euros. Según fuentes de Comercio eran “lanzagranadas”.
Por esto se entiende que viniera de visita a España varias veces y colocara su jaima en el Palacio de El Pardo. ¿Qué pensaban que las utilizaría para decorar su jaima?
Cuando el pueblo libio intenta copiar los movimientos de su entorno estos son cortados de raíz recordando que el gobernante hizo la revolución para algo. No es razonable, ni justificable que utilizara las armas, ahora bien de eso a mandar a las tropas de la OTAN contra una parte del pueblo libio dista un abismo.
Sin comparar esta situación con la invasión de Irak, fundamentalmente porque en aquel momento nos metieron en una guerra saltándose todas las leyes internacionales.
Es vergonzoso cómo se llegan a los acuerdos y el concepto de la democracia que tienen estos políticos. Creen que democracia significa que los ciudadanos consumimos y que cada cuatro años les damos una carta en blanco para decidir lo que les venga en gana –gobierno para el pueblo pero sin el pueblo-. Mire usted el partido socialista en su programa electoral dice textualmente “Trabajar por la paz significa impulsar los compromisos y políticas existentes sobre reducción de la pobreza y desarrollo humano y la promoción de las actividades relacionadas con la prevención de los conflictos, la construcción de la paz y el apoyo a la no-violencia. Significa reforzar el control de armamento y la regulación del tráfico de armas…” Mire usted o nos mintieron entonces o no saben gobernar.
Es entendible que la situación es compleja y que las decisiones a tomar implican un gobierno, ahora bien, dos acciones posibles me hubieran hecho cambiar la opinión de desengaño y desasosiego que tengo, por un lado tratar de agotar la diplomacia (a lo mejor no interesa y sólo se quiere acabar con Gadafi, sin más), la segunda, de otra forma de entender qué es la democracia, en situaciones así tendrían que ser obligatorio que se reúna el parlamento y sin una decisión de consenso (3/4 partes del parlamento) no se participa de este tipo de acciones de guerra.
Por último y como última reflexión, si vivimos en la era digital, donde es sencillo dar información y recibirla ¿No se plantea ningún política recabar realmente la opinión de la ciudadanía en temas tan complejos como este?
En las próximas elecciones, ¿Qué es mejor?
a) seguir votando a unos gobernantes que se suponen de izquierdas, pero que están demostrando que gobiernan a base de dar palos de ciego y empleando medidas antisociales, que más bien parecen sacadas de la derechona cavernaria…
b) votar a los de la oposición para dar un escarmiento a estos, y luego qué, a aguantarlos 4 años haciendo qué, más de lo mismo…
c) no votar y consecuentemente no quejarse…
d) votar en blanco, realmente sirve de algo el voto en blanco?
si ninguna opción es correcta, qué hacemos? impugnamos la pregunta?