Si entendemos que la universidad es ese espacio de reflexión, investigación, donde se crea el conocimiento, donde se aprende a dudar, donde se cuestiona la verdad, ese espacio ya no es rentable, al menos políticamente.
Si entendemos que la universidad es esa rendija entre el conocimiento y la aplicación directa, entre el saber hacer y el hacer y como no existen interacciones directas entre la educación y el puesto de trabajo, ya no es rentable, al menos empresarialmente.
Si entendemos que la universidad es ese lugar donde ha residido el conocimiento y donde se “fija” el conocimiento, vemos a diarios como el conocimiento, el necesario, se deposita en google y facebook, si entendemos que con ese conocimiento “suficiente” ya es accesible y gratis ese lugar ya no es rentable, al menos para la ciudadanía.
Estos días vemos rankings que sitúan a la universidad española como la 23 mejor del mundo, como indica @eraser en “Clasificación de universidades públicas españolas según U-Ranking (segunda edición) … cerrar expertos, facultades, Universidades?”, al margen de qué implican estos rankings, de cuestionar qué indicadores se utilizan… por ejemplo, ¿se puede evaluar igual a la universidad de Salamanca, Sevilla, Valencia, mantenidas por toda la sociedad con 500 años de historia que universidades con 100 años, fundadas y mantenidas por ricos empresarios?
Entonces, ¿para qué queremos la universidad en el época del conocimiento?
Pues sí, la universidad es ese espacio capaz de cuestionar opiniones, estudios, investigaciones presentados por establishment, lobbies y grupos de presión al interés del capital, que colabore con la política ciudadana a hacer frente a la los intereses económicos frente a los intereses de las personas.
La universidad es ese espacio que educa ciudadanos libres y críticos, ciudadanos capaces de cuestionar la verdad, de mejorar el empleo, de mejorar la sociedad, de mejorar el espacio vital.
La universidad es ese espacio capaz de diferenciar el conocimiento de la opinión y a la vez de cuestionar de nuevo el conocimiento, es cierto, que necesita ser más aperturista, acercarse más a la sociedad y compartir definitivamente el conocimiento.
Pero hoy, con los ataques permanentes a la sociedad del bienestar, organizada y transformadora por parte del liberalismo que prefiere una sociedad sumisa, individualista y de pensamiento único es más necesaria que nunca una universidad de personas para la personas.